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sábado, 5 de septiembre de 2015

El Nuevo Herald plantea República Dominicana permita regreso de descendientes de haitianos

Miami, Florida.-El periódico El Nuevo Herald, cuya sede se encuentra en esta ciudad, planteo una posible “solución” a la crisis migratoria entre Haití y la República Dominicana, indicando a través de un editorial que el gobierno debe aclarar que no habrá expulsiones masivas y que los nacidos en su territorio podrán regresar a vivir sus vidas en paz, en el único país que ha sido su hogar, la República Dominicana.
Según los planteamientos del prestigioso matutino, “esta podría ser la solución a la crisis que se ha producido entre Haití y la República Dominicana”, obviando sin embargo, las disposiciones del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros que como nación soberana ejecuta el gobierno del presidente Danilo Medina y luego de la sentencia del Tribunal Constitucional en la nación.
Indica que ante a un escándalo internacional, “la República Dominicana no ha llevado a cabo sus amenazas de expulsar a varios cientos de miles de trabajadores haitianos del país, pero la amenaza aún no cesa y la crisis está lejos de acabarse”.
De igual modo hace alusión a la mediación de la Organización de los Estados Americanos, OEA. La entidad fue invitada al país por el propio gobierno de la República Dominicana.
En este sentido indica que “la semana pasada la Organización de Estados Americanos publicó un reporte elaborado con un lenguaje conciliatorio donde se refiere al caos que se vive a lo largo de las 230 millas de frontera que comparten los dos países en la isla de La Española como “las presentes dificultades” – el clásico lingo diplomático para la catástrofe que ha caído sobre cientos de miles de nacionales haitianos que viven en suelo dominicano.
Atribuye los problemas entre las dos naciones a que “en el 2013 una corte dominicana sumariamente retiró la ciudadanía a los haitianos nacidos en la República Dominicana; haciendo la acción retroactiva, hasta 1929.”
Editorial de El Nuevo Herald
“Enfrentados a un escándalo internacional, la República Dominicana no ha llevado a cabo sus amenazas de expulsar a varios cientos de miles de trabajadores haitianos del país, pero la amenaza aún no cesa y la crisis está lejos de acabarse.
La semana pasada la Organización de Estados Americanos publicó un reporte elaborado con un lenguaje conciliatorio donde se refiere al caos que se vive a lo largo de las 230 millas de frontera que comparten los dos países en la isla de La Española como “las presentes dificultades” – el clásico lingo diplomático para la catástrofe que ha caído sobre cientos de miles de nacionales haitianos que viven en suelo dominicano.
Sus problemas comenzaron en el 2013 cuando una corte dominicana sumariamente retiró la ciudadanía a los haitianos nacidos en la República Dominicana; haciendo la acción retroactiva hasta 1929
Sus problemas comenzaron en el 2013 cuando una corte dominicana sumariamente retiró la ciudadanía a los haitianos nacidos en la República Dominicana; haciendo la acción retroactiva hasta 1929. Esto convirtió a unos 450,000 haitianos – nadie sabe exactamente cuántos son – en desterrados y ha comenzado una estampida hacia la frontera por parte de muchos que temen ser deportados por la fuerza.
La OEA sugiere que los dos países se comprometan a sostener un “diálogo” que pueda producir una solución que funcione. Ofreció mediar en la disputa y sugirió un tipo de proceso que ayude a los desplazados “que permita el transporte de personas entre los dos países”.
Aunque el comunicado de la OEA evitó señalar a ninguna de las partes, el gobierno dominicano lo rechazó. En su respuesta a la OEA, el gobierno declaró que “No existe al momento un conflicto entre las dos naciones como para necesitar dicha mediación” — una absurda negación de la realidad — y además expresó que el diálogo “puede ser restaurado tan pronto como el gobierno haitiano cese con su actitud de desacreditar a la República Dominicana, como una manera de evadir su responsabilidad con el pueblo de Haití”.
Aunque pareciera que el gobierno se ha echado para atrás (por ahora) en cuanto a las deportaciones masivas, las vidas de los descendientes de haitianos que viven en suelo dominicano han sido volteadas.
La primera respuesta del gobierno ante la indignación internacional fue la de permitir que los niños de ascendencia haitiana nacidos en República Dominicana solicitaran la ciudadanía, y entonces darle la oportunidad a otros nacionales haitianos de inscribirse en un programa de legalización. Pero el proceso burocrático que ha generado está plagado de errores, retrasos y confusión. Muchos simplemente no pudieron obtener los documentos requeridos o simplemente se perdieron en el ir y venir.
La amenaza de deportaciones masivas ha bajado, quizás gracias a una diplomacia de bajo perfil por parte de Estados Unidos y otros países de la región. Pero incontables miles de nacionales haitianos aún están en el limbo y con el comienzo de clases aproximándose, muchos niños no saben si serán admitidos en las escuelas públicas.”

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